"Un objetivo es una conveniencia pasajera. Una pasión es algo que nos sostiene y da sentido a nuestra existencia." (Joaquín Lorente)
AVISO: Las opiniones vertidas en este blog son de carácter personal, no representando las políticas oficiales ni son vinculantes para el Ayuntamiento de Madrid ni para el Colegio Oficial de Trabajadores Sociales de Madrid.



miércoles, 28 de enero de 2015

DEMANDA INDIVIDUAL, RESPUESTA GRUPAL

OFERTAS DE EMPLEO Y CURSOS, AL FINAL DEL POST

Buenas: como prometí, dedicaría una entrada a mi otra de mis grandes pasiones: la intervención grupal.

En este caso, hablaré de los grupos informativos de primera atención. Primero os contaré lo que son, y después entraré en el debate, claro.

   Se trata de una técnica que utilizamos en mi distrito y que, sin duda, aconsejaría para otros: básicamente, se trata de lo siguiente: una vez detectadas las grandes demandas (en nuestro centro los dos más frecuentes son el de prestaciones de mayores/dependencia y el de prestaciones económicas), se programan de manera semanal.

    Así, cuando llaman para pedir cita y explican el motivo (y éste es uno de los que pertenecen a los pre-establecidos), se les asigna un encuentro en grupo, y no en el despacho de la trabajadora social. En esta sesión, se le facilita, a él/ella, y todos/as los/las participantes, todo el despliegue de recursos posibles sobre el tema en cuestión junto con los perfiles, requisitos, limitaciones, plazos... fundamentales para beneficiarse de ellos. Incluso, al hablar de su derecho a la solicitud y la reclamación, suele darse un diálogo más que interesante entre los propios/as vecinos/as.. Después de esta sesión, quien quiere, pide cita individual.

Esta técnica tiene enormes beneficios:

  • Garantizar una información homogénea sobre las prestaciones
  • Brindar la oportunidad de una experiencia de atención diferente en el ámbito de los Servicios Sociales.
  • Facilitar un espacio donde recoger las expectativas y experiencias de los y las vecinas.
  • Facilitar la relación con otros vecinos/as
  • Conocimiento de otros recursos diferentes a aquellos que ya se conocen
  • Descarga el tiempo dedicado a informar en citas posteriores.
  • Aprovechar el potencial multiplicador de la información de las personas en sus vecindarios.
  • Representan una democratización de la información, que, a veces, permanece oculta en los Centros. 
  • Reflexionar conjuntamente sobre la situación, sobre los recursos, el papel de los Servicios Sociales, etc.

Por otro lado, ya lo anticipé, esta técnica tiene alguna pega que siempre sale y que, básicamente, resumo en tres:

1.- En primer lugar, el conflicto que supone explicar a una persona que ha llamado para pedir una cita con un trabajador social que nuestro modo de trabajo es usando una cita grupal inicial. Por supuesto, aplicar esta técnica supone un esfuerzo en la planificación del propio centro y  en el indispensable apoyo de la unidad administrativa, que es quien explica los objetivos de tal cita grupal a los ciudadanos cuando piden la cita. Hay que decir que esta resistencia es insignificante, al menos en mi distrito; en buena parte, gracias al buen trabajo de quien tiene que explicarlo.

2.- Por otro lado, existe el temor a que el/la ciudadano/a, no quiera, delante de vecinos/as, verse en un grupo sobre una determinada prestación, ya que, digamos, reconoce abiertamente su problema. 

En referencia a este temor,  indicar que, siempre, el grupo, se inicia avisando de que no es el espacio para contar problemas particulares, sino de informar de manera general, resolver dudas, etc. ya que para eso estará la entrevista que podrán tener con su trabajadora social posteriormente. 

Puede pensarse que este reparo surgiría, más en el grupo de "prestaciones económicas". Me pregunto: tenemos 4,5 millones de parados en España: en muchiiisimas familias, tenemos a alguien en paro: ¿es algo vergonzante?. Por favor... cuando en la tele sale una persona reclamando medicamentos para la hepatitis C ¿es eso algo a ocultar? Esa enfermedad se transmite por vía parenteral: principalmente por transfusiones, o por intercambio de jeringuillas (!). ¿deben ocultarse? PUES NO: se manifiestan en la puerta del Ministerio. Y consiguen su objetivo, por cierto. Ahí lo dejo.

Parece que no acabamos de creernos, ni los propios profesionales a veces, que ser usuario/a de Servicios Sociales no es algo que alguien tenga que esconder. Trascender del problema individual a lo colectivo es uno de los objetivos más importantes de los grupos informativos.

3.- Última pega a esta técnica que suelo escuchar: puede que un porcentaje de usuarios/as, al no tener a priori un espacio individual de entrevista, se marche al conocer que no sería beneficiario de una determinada ayuda (imaginemos que no cumple los requisitos), y entonces el sistema no fuese capaz de detectar una necesidad que precisaría intervención (al margen de la prestación económica). Bueno, en este sentido, tengo que confiar en el sexto sentido de mis grandes compañeras, y en la posible cita posterior que, se les indica, deben pedir para tratar de asuntos no tratados grupalmente.

Bueno, también hay que reconocer que detrás de muchas de estas pegas, se esconden profesionales que no acaban de confiar y tienen resistencias a colocarse con un grupo de ciudadanos/as, explicarles sus derechos, recursos, etc. e instituciones que, de cara a la galería, dicen "mi gente no quiere hacer trabajo grupal", pero son incapaces de organizar el Centro/Distrito/Municipio para que este tipo de intervención sea asumida como metodología propia de trabajo (a mí dijeron en la logopedia de mi hijo que "allí el tratamiento era grupal", y ya está, sin problemas).  ¿Hay algo de esto o no?
¡Ah! Y la evaluación de los y las ciudadanas, es buenísima ¿teníais dudas?

Os invito a tratarlo en vuestros centros. 

Nacho

Esta semana no puedo más que poneros este ejemplo de contagio que sabe a Grecia. Os gustará. 




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martes, 20 de enero de 2015

TRIAJE

AVISO: OFERTAS DE EMPLEO Y CURSOS AL FINAL DEL POST

Triaje es un término que proviene del francés triage  que es usado de manera habitual en servicios hospitalarios -la R.A.E. aún no lo ha recogido, aunque sí lo ha hecho con papichulo, je, curioso- y vendría a ser lo mismo que "clasificación" de usuarios/as. En este caso, clasificar según la urgencia de la patología que presenten, para después programar un tiempo de espera acorde.  

 De hecho, hace poco tuve que acudir a un servicio de urgencias en un hospital, y me encontré con una imagen muy similar a la que os muestro: 


El triaje es una labor importantísima que también realizamos diariamente en los Servicios Sociales Generales y que es totalmente invisible (¿y si hiciésemos un cartel parecido al de la foto?).

Sobre este asunto, me vienen tres reflexiones sobre las tres palabras claves que acabo de escribir:

1.- En primer lugar: CLASIFICACIÓN. La verdad, es que decir que, según entras (en un hospital o en servicios sociales) se te clasifica, tiene mala prensa porque a uno piensa en que te marcan como al ganado, pero es una forma muy útil de atender de manera eficiente y adaptada a un criterio concreto, como es el de urgencia. Eso sí, el desconocimiento de esta técnica provoca que en la sala de espera nos exaspere que se atienda antes a quien entró después.

2.- El criterio de URGENCIA sobre el de necesidad. En cualquier servicio de atención al público, como lo que se pretende es dar una expectativa de espera en recibir un determinado servicio, lo lógico es aplicar el criterio de urgencia, que, en nuestro caso, por ejemplo, podría hacer que se atendiese antes al familiar de una persona mayor que sale del hospital mañana y precisa aseo personal, que a una familia que va ser desahuciada el mes que viene. Perdonad la dureza, pero es necesario entender la lógica por cruda que sea. No obstante, la segunda situación recibirá mayores recursos, claro, pero la urgencia del primero es mayor.

3.- Y, por último, PROGRAMAR un tiempo lógico para poder realizar una intervención y disponer de los recursos necesarios. Este es el meollo de la cuestión. La gran dificultad con la que nos encontramos es con la escasez de recursos para la atención a la urgencia. No a la urgencia inmediata (aunque ya hablé en otra ocasión >VER de la locura que supone no poder disponer de un simple metrobus en Atención Primaria para que una persona acuda a un Centro de Acogida donde poder dormir), sino a la urgencia que conlleva un poco más de tiempo: en ocasiones, o la situación es de "ya para ya" o salta al “protocolo ordinario”, con lo que al final parece que la indicación viene a ser “ven el día de antes del desastre”.  No es cotidiano, pero yo me he encontrado con situaciones de este tipo, para las que las instituciones no están preparadas. 

Bien, al margen o en coordinación con servicios específicos (como, por ejemplo, en Madrid, el SAMUR), las urgencias son atendidas cotidianamente por los Servicios Sociales de Atención Primaria, que pueden hacer uso de los específicos según el caso y protocolos existentes si disponen de ellos.

En los municipios existen profesionales encargados de hacer este triaje, si bien en muchos ayuntamientos como el mío -habitualmente los grandes, que suelen tener una presión asistencial mucho mayor- hay un equipo especializado en ello que llamamos "primera atención".

Pues bien: esto del triaje, tiene, si cabe, dificultades añadidas:

1.- Lo usual es que cualquiera considere que su necesidad es mayor, o más urgente que la de aquel que está sentado al lado y puede no comprender que determinarlo precisa un estudio profesional. 

2.- Es la primera cara que ve el ciudadano/a que acude, en muchas ocasiones, en una situación desesperada. Recibir este impacto emocional tiene un coste personal añadido que no es baladí.

3.- Discriminar entre la demanda del ciudadano/a, y su necesidad real... eso no es fácil; devolvérselo (en la carrera lo llamamos "reformulación de la demanda")... eso es complejiiisimo: es más, alguien ajeno puede incluso pensar que es un insulto a su inteligencia ("¿cómo, que no necesito realmente lo que estoy demandando? ¡vamos anda!") -será tema de otro post-. Y si, además, queremos que el ciudadano/a esté conforme con esa reformulación y, para más INRI, colabore en la resolución del problema redefinido.... eso es virtuosismo: seguro que estáis de acuerdo conmigo. Podríamos decir es esta es la quintaesencia del Trabajo Social. 

4.- Se "enfrentan" a la idea estereotipada del ciudadano sobre los Servicios Sociales, bien por lo que escuchó en el vecindario, o en los medios de comunicación, que tan pronto dicen que podemos hacer milagros, que vamos por ahí quitando niños, o que somos burócratas sin recurso alguno.  

5.- También suelen recibir el impacto/bronca del resto del equipo del Centro, que espera que esa "clasificación" -de la que dependerá el trabajo del resto- sea menos permeable, y suele pensarse que "son unos/as blandos/as". Claro. Je, desde la barrera, se ven muy bien los toros, suele pensar quien realizó el "triaje".

 En este aspecto, es necesario resaltar que el fallo del profesional encargado del triaje o clasificación, repercute en otros profesionales. Un ejemplo bastará para entenderlo: si un médico de cabecera deriva con escaso fundamento a un traumatólogo, recibirá la crítica de éste (de manera más o menos silenciosa), pero el fallo del especialista... ese sólo lo conocerá el propio paciente. Lo mismo pasa en Servicios Sociales. Por lo tanto, están más expuestos a la crítica del resto.

6.- Soportan un gran peso de la institución. La institución deposita, realmente, una gran responsabilidad en estos profesionales, sin, a veces, poner los recursos suficientes para que después la intervención pueda llevarse en los plazos determinados desde la realización del triaje.  Sin embargo, he conocido experiencias de "viene el/la nuevo/a, que se ponga en la primera atención, así se curte". Je. Curioso: ¿quién se curte, el profesional o el ciudadano?

7.- Y, por si fuera poco, también tienen la responsabilidad de defender el papel de la institución -reconociendo sus limitaciones- y a la profesión, en parte, explicando de manera pedagógica a la ciudadanía su situación, la de los recursos existentes, la del papel del profesional, e incluso la responsabilidad del ciudadano en su propia situación.. tela.
  
Seguro que cualquier colega de Servicios Sociales se ha sentido así en algún momento. Al leer este post, cualquiera entenderá lo importante que es tener en esos puestos a personas de que tengan una pasta especial: a ellas dedico esta entrada.
  
  En mi próxima entrada hablaré de una técnica que usamos en mi distrito y que aconsejo a otros centros: los Grupos -otra de mis pasiones- Informativos de Primera Atención. No exentos de crítica (ya os contaré), pero de los que soy un firme defensor. Será la semana que viene. 

Un abrazo

Nacho

Hoy os aconsejo una que escuché en navidades (por una conocida empresa). Habla de cuando uno está relajado y deja volar su imaginación, jej. Es de Daniela Andrade con su colega Sarah Lee. Island in the Sun.




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lunes, 12 de enero de 2015

RELIGIÓN ¿Y TRABAJO SOCIAL?

Tenía esta entrada pensada para otro momento, pero los atentados de Francia me han obligado a adelantarla y posponer otras. Lamentablemente, el 7 de enero, una banda terrorista, utilizando el nombre del  Islam, perpetró una matanza que nos costará olvidar en Europa. Las calles y los templos de todas las confesiones se han llenado de manifestaciones que invitan a que no se confunda religión con barbarie, y  han sido muchos/as compañeros/as de lo social los/las que han difundido en redes sociales "de lo social" -valga la redundancia- diversos enlaces en los que se informa sobre las diferencias entre musulmán, árabe, islámico e islamista y condenando actos que nada tienen que ver con la Religión. Parecería que el hecho religioso tiene algo que ver con lo nuestro.

Y pregunto: ¿es la singularidad religiosa un campo a abordar desde el Trabajo Social que desarrollamos en Servicios Sociales?


El tema de la Religión genera cierto debate entre profesionales de los Servicios Sociales: en ocasiones, desde el rechazo, la indiferencia, o bien el desconocimiento de las mismas. Especialmente lo que detecto es, o una gran confusión entre espiritualidad, religión, y prácticas religiosas (en el terreno del Islam, del del Cristianismo y del resto de confesiones), o un rechazo, principalmente contra el Catolicismo debido, en parte, a un pasado de nexo entre Estado e Iglesia Católica cuyos flecos aún están sueltos.

Lo que sí tengo claro, es que es un tema que genera controversia, y en Servicios Sociales, también, si bien, como parte de la Administración deben actuar de manera neutral confesionalmente hablando.

Sin embargo, el pluralismo religioso está creciendo en nuestro país: el dato de las casi 3000 entidades religiosas inscritas en el correspondiente registro del Ministerio de Justicia, o los más de 6000 templos no Católicos en España, dan fe de ello.

Bien: a nadie se nos escapa que el debate sobre la interrupción voluntaria del embarazo hunde sus raíces en el concepto religioso de la propia vida; de igual forma, hay otros debates como el uso en los centros públicos (Servicios Sociales incluidos) de determinadas prendas (conflictos en los que practicas culturales se revisten de lo religioso, y que en ocasiones se manipulan y sobredimensionan intencionadamente), o el caso de determinadas prácticas religiosas (alimentación, servicios funerarios, etc.)  que, de vez en cuando, salpican la actualidad social. Incluso es innegable que existen cuestiones más de fondo en cuanto a la manera de concebir la vida o comportarse que están relacionadas con las confesiones religiosas. En definitiva: la dimensión espiritual y religiosa está presente, en nuestras vidas (por acción u omisión), y en las de las personas a las que atendemos. Nos guste, o no (en esto, cada uno/a...).

Si defendemos el abordaje integral, tanto de la persona, como de la comunidad ¿no deberíamos aparcar nuestros criterios y acercarnos a este asunto -profesionalmente hablado, claro-? Por supuesto, respetar no significa tolerar todo: existen prácticas intolerables: la discriminación de la mujer es una de ellas.

Como trabajador social, creo que la respuesta a la pregunta es SI. Y lo justificaré, pero invitándoos a que leáis al menos las 3 hojas (sí solo 3- páginas 95 a 97) que abordan este tema en el "Manual para la gestión municipal de la diversidad religiosa" que podéis >DESCARGAR AQUÍ editado por el Observatorio del pluralismo religioso en España y que he conocido gracias al gran trabajo de la Fundación Pluralismo y Convivencia (por curiosidad, mirad el directorio de lugares de culto>AQUI). A lo que voy: 
  • Desde el trabajo individual y grupal, conocer los parámetros y dimensiones que afectan a la vida de las personas a las que atendemos es fundamental: nuestros usuarios/as y la sociedad están influidas por las religiones y sus prácticas, desde el católico, hasta el protestante o el musulmán.
  • Desde lo comunitario, sería impensable realizar una labor de mediación en barrios como Lavapiés (Madrid), Eixample, Ciutat Vella (Barcelona) o en otros, sin  tener en cuenta la diversidad religiosa. 
  • Desde el terreno de las ayudas sociales: ¿a alguien se le escapa la acción social que realizan las diferentes confesiones? ¿nos reuniríamos con Cáritas pero no con la "pata social" de la Iglesia Adventista o Evangélica del barrio? (yo conozco a muchas personas "de Philadelphia"). 
En definitiva: creo que deben articularse mecanismos de participación de las iglesias (de todas) en el tejido asociativo  que a veces se estimulan desde los Servicios Sociales, como agentes que son, y, los profesionales deberíamos acercarnos a esto de la singularidad religiosa.

Vamos, que igual tenemos algo o mucho que decir. Quizá hasta podemos sacar algo positivo de esta locura. Pero lo primero debería ser conocer la singularidad religiosa, cosa de la que pecamos -je- en Servicios Sociales: creo que es una herramienta que tendríamos que explorar. Igual hasta podemos poner nuestro granito de arena para que a nadie, nunca más, se le ocurra anteponer sus principios (o apropiarse de lo que no es suyo) a la vida de los demás y contribuir a que no se tengan que vivir matanzas como las de París, Nigeria, Irak o Palestina.

Nacho

Hoy recomendaré una que me ha aconsejado un gran amigo: es de Jorge Drexler. Milonga del Moro Judío"no hay piedra en el mundo que valga lo que una piedra". Muy buena.