"Un objetivo es una conveniencia pasajera. Una pasión es algo que nos sostiene y da sentido a nuestra existencia." (Joaquín Lorente)
AVISO: Las opiniones vertidas en este blog son de carácter personal, no representando las políticas oficiales ni son vinculantes para el Ayuntamiento de Madrid ni para el Colegio Oficial de Trabajadores Sociales de Madrid.



lunes, 30 de diciembre de 2013

CUENTO DE NAVIDAD version SERVICIOS SOCIALES 4/4

AVISO: OFERTAS DE EMPLEO Y CURSOS, AL FINAL, tras la canción/video.

OJO: SI ESTÁS LEYENDO ESTA ENTRADA Y NO LEÍSTE LAS ANTERIORES, QUIZÁ DEBERÍAS EMPEZAR POR LA PRIMERA (es la cuarta entrega)>>pincha AQUÍ


 El fantasma se acercó despacio, solemne, alto, majestuoso, bajo un ropaje misterioso que ocultaba su rostro. Scroodge, nuestra trabajadora social, se arrodilló ante él porque sólo su visión emanaba desolación. Esta vez el temor sí se adueñó de ella.
- ¿Eres el fantasma del futuro?- El fantasma no respondió. Únicamente levantó la mano y señaló hacia la puerta
- ¿Has venido a mostrarme lo que no ha sucedido pero sucederá más adelante?- el fantasma inclinó la cabeza asintiendo, pero ni una sola palabra salió de la espectral figura.
- Fantasma, te tengo más miedo a tí que a ningún otro de tus compañeros... ¡pero sé que me mostrarás algo que, con mi empeño, igual pueda conseguir que no suceda!- 
No hubo contestación. Únicamente la mano señalaba hacia la puerta. Scroodge, apesadumbrada, decidió cruzar el umbral de la puerta en espera de aquello que el espectro quisiera mostrarle esta vez.


De repente se encontraban ambos, fantasma y Scroodge, detrás de unos vecinos,  que se despachaban en medio de una acera cubierta por la nieve.
- ¿Así que ya no están ahí?
- No, claro, para lo que hacían...
- Es que, menuda cara, un trabajo para toda la vida, pagas extras, y a la tres y media, oye, es que se les caía el bolígrafo...
- Pues eso, como cobraban una pasta, con eso ahora comemos unos cuantos, al menos eso es lo que dijeron el día que abrieron el comedor social.
- Pues eso: para lo que hacían...

Scroodge no adivinaba el motivo de la conversación, a pesar de que suponía que algo tenía que ver con ella. Miró al fantasma, y, sin verle la cara, pudo sentir unos ojos invisibles mirándola, lo que le hizo notar un intenso frío en su interior. Nuevamente, señaló hacia otro lugar. Un banco habitado, en la calle.
En él, un hombre tumbado. En su mano envejecida por los años y los acontecimientos, una carta del ministerio: el escudo de Instituciones penitenciarias en un ángulo del documento. Tras una retaíla de puntos describiendo varias sentencias, un "RESUELVO", que, como una maza, señalaba una fecha de ingreso más abajo. Le pareció conocerle. Los años habían pasado, pero Manuel seguía conservando sus rasgos a pesar del deterioro.
- ¿No había ingresado en un centro para desintoxicarse? ¿Acaso al salir se encontró sin ingreso y se dedicó a lo que no debía? ¿Tuve algo que ver?

El fantasma, nuevamente, inclinó la cabeza sin articular palabra, señalando otro documento. Otro "RESUELVO" seguido de un "Suspensión cautelar de la Renta Mínima por no acudir al centro de Servicios Sociales mensualmente, según ha comunicado su trabajador social". 

Scroodge sabía lo que podía haber pasado. Sin saber que estando ingresado en el Centro de desintoxicación, ella había comunicado a la Comunidad sus faltas de asistencia... sin dilación... y todo por no haberse parado a escucharle en una de esas visitas sin cita... Scroodge sintió un frío estremecedor y miró al fantasma que, mudo, parecía mirarla de nuevo.

Ahora el dedo del espectro parecía apuntar hacia una casa próxima.

Al instante se encontraban dentro. La casa de aquel que la intentó engañar. Aquellos niños debían ser ya mayores, y por las fotos de la estantería, uno había sido padre. La televisión encendida: el matrimonio, con unos cuantos años más, la miraban entristecidos. Esta vez era su hijo el que salía en el programa de las miserias. Pedía para comer. Cada vez que un solidario ciudadano se estiraba, la audiencia hacía una ovación...

Pero el fantasma no se detuvo demasiado ante la escena: en un segundo atravesaron la pared. Otra vivienda vacía. La de aquella extranjera. Un comprobante de compra de  un billete sobre la mesa. "BILLETE DE RETORNO", junto a una denuncia por abandono de hogar en comisaría: todo parecía indicar que aquella chica, finalmente acabó con su dolor... en su país. Donde jamás será operada. Lo más probable es que tuviese que regresar, ya que nunca vió la codiciada tarjeta sanitaria. Unida a todos los problemas de salud,  una noche, Edgar se marchó, abandonando a ella y a su hijo (al menos eso ponía en la denuncia).

Probablemente volvió a Servicios Sociales. Finalmente regresó, al lugar donde algún familiar pudiera atender a su hijo, ya que ella, en poco tiempo, acabaría inválida. En la esquina de la casa, varias bolsas de basura repletas de tapones de plástico.
- La recogida de tapones no debió ser suficiente... tuvo que irse- murmuró Scroodge.
Esta vez apenas podía hablar del nudo que tenía en la garganta. Nuevamente miró al silencioso fantasma. Notaba su mirada inquisitorial. Y, como de costumbre, señalaba hacia otro lugar. Caminando por la nieve, llegaron al centro.

La puerta estaba cerrada. Ningún letrero a su alrededor. Silencio. El despacho, vacío. Ya nadie iba por allí. Una carta del concejal pegada en el corcho explicaba el cierre.

Otro "RESUELVO".  Tras él, una larga ristra de artículos que Scroodge leyó con ansiedad. Se daba cuentas: "tras la aprobación del último plan de sostenibilidad se elimina definitivamente la partida económica "Capítulo 1"". Vamos, lo que viene a ser "personal" -aunque no lo explicaba- : a cambio, del sueldo de los funcionarios del Centro, se daría de desayunar a cuantos vecinos mostrasen el certificado de pobre, en el mismo centro, y, además, la primera comida sería inaugurada por el Señor Concejal, claro. A cambio, explicaba la misiva, para el que quisiera asesoramiento, se ofrecía un número 902, donde un profesional les atendería cómodamente, desde casa, "y sin desplazamientos", y añadía " para quienes no tengan suscrita una póliza de seguro anticrisis" finalizaba el edicto.

Scroodge pudo ver papeles en las estantería de los que ella salía usar para las prestaciones. Nada quedaba ya de ello. Ya no había trabajadores sociales. Tampoco atención primaria, ni Servicios Sociales.  

Nuestra trabajadora social suplicaba al espectro una y otra vez volver a casa. Se juraba que iba a cambiar, que no continuaría, al menos, siendo una simple espectadora.  Tal era su insistencia, arrodillada, que el fantasma se lo concedió. Scroodge se vio sola, en la cama. Con los ojos inundados en lágrimas. Pero algo había cambiado en su interior...  

___________

Os dejo aquí: la semana que viene, el desenlace... podréis ver las consecuencias que tuvo tanta aparición... con el año nuevo... quizá Scroodge decida cambiar algo... y evitar un futuro TAN demoledor...

Ánimo. Aprovecho para desearos una Feliz entrada de año, repleta de ilusiones y fuerzas. Las necesitaremos. Todos y todas.
Nacho
Mi recomendación musical de la entrada: una con mucha fuerza que se usó para aquella serie de "Aquellos maravillosos años" y que me pega con lo contado hoy... Joe Cocker y With a Little help from my friends.
OFERTAS DE EMPLEO Y CURSOS recibidos entre el 23 y el 29 de diciembre >AQUI

lunes, 23 de diciembre de 2013

CUENTO de NAVIDAD versión SERVICIOS SOCIALES 3/4

AVISO 1: OFERTAS DE EMPLEO Y CURSOS, al final de la entrada (tras la canción)
AVISO 2: RETROCEDE UN PAR DE ENTRADAS para leer desde el principio si acabas de "caer" en esta... AH! y no olvides firmar en el change del final!!

      Esta vez, Scroodge, nuestra trabajadora social, no quería ser pillada desprevenida por el fantasma, así que abrió la puerta y esperó despierta, por lo que no se sorprendió al ver una figura espectral en el pasillo. Sin embargo, esta vez no le pareció una imagen que engendrara temor: se trataba de un hombre entrado en carnes, con cara amigable, sus rizos castaño oscuro eran largos y sueltos, ojos chispeantes y aire jovial.
- ¡Buenas noches amiga! ¡me alegra verte despierta! Supongo que ya te imaginarás que soy el fantasma del presente. ¡ Felices fiestas! 
- Bueno, sí, claaaro, ya me lo imaginaba. Menuda noche me estáis dando...
- Conmigo viajarás por lo que está pasando en este mismo momento, así que no tendrás que hacer memoria, tranquila. Veremos a la gente que ha tenido la fortuna de estar en tu despacho. Coge mi chaqueta y ven conmigo.
Pronto se encontraron en casa de una familia. La de ese que la intentó engañar. Paredes ennegrecidas por el humo de tabaco y apenas algún mueble, deteriorado, adorna el salón. Dos niños y sus padres comparten sofá. La tele encendida: cómo no, el programa de las miserias de fondo mientras los niños, que a ratos se fijan en él, aprenden a exponerse para sobrevivir. Junto a ellos, sus padres, hablan en voz baja: 
- ¿Qué te dijo la asistenta social de la ayuda que nos dio?
 - Pues la verdad es que la muy hijade....: según entré, me recibió con los tickets del supermercado en la mano, y, sin dejarme abrir la boca, se puso a gritarme: que había estafado al ayuntamiento, que si por gente como yo se dejan de dar ayudas... y me señalaba todo el rato la cuenta. Había marcado lo que había comprado para lo que tú ya sabes (baja el volumen para que no le oigan sus hijos)... Que si cómo se me había ocurrido comprar jamón serrano, y gel y desodorantes de marca...
- ¿y por qué no le dijiste la verdad?
- porque según entré, comenzó a echarme la peta, la tía racista. Con esa cara de madrastrona, ni me dejó explicarle que mañana hay que pagar la luz o la cortan, y que, como recogemos comida de los contenedores que sacan por la noche, si compro esas cosas, después puedo revenderlas para sacar algo y pagar la luz... eso... hasta que nos den la paga esa que pedimos el año pasado... si es que nos la dan, porque igual ahora con el cabreo que tiene... ni eso... y mañana es Nochebuena... madre mía...- dijo mientras se levantaba abandonando la estancia con los ojos empañados y una sensación de rabia impotente. 

El espectro se giró hacia Scroodge - Mira lo que opinan de ti... ¿qué piensas?-
- ¡Racista! ¡Encima que le doy una ayuda !
- Reconoce que tardaste en ofrecérsela porque era gitano...
- ¡Porque TODOS los gitanos hacen venta, SIEMPRE tienen ingresos y familia que apoya! ¡ eso lo sabe todo el mundo!
- TODOS... SIEMPRE... ¿sabes acaso cómo está su familia? ¿sabes lo que saca de la venta de gafas de sol y bragas por la calle? Ah!!! es verdad ¡ como vas a saberlo si no lo ha declarado en su solicitud de RMI!... para que no se lo computasen, claro... ¡ menudo estafador! ¿no? ¿TODOS los trabajadores sociales sois iguales? ¿SIEMPRE tratáis así a la gente?
- ¿Y el coche de la puerta? ¡un BMW!
- Sí, buena marca esa... es el BMW que le pasó su primo, y que tiene más de 20 años... de verdad...el que usa para poder vender bragas y gafas de sol por la calle...
- Bueno... que no me líes: nosotros les explicamos que sólo pueden comprar productos básicos ¡si hasta le damos una lista de cosas para que sepa lo que puede y lo que no se puede comprar! ¡ni yo me gasto ese dinero en un simple gel!.
- Porque tú no necesitas revenderlo... dime, de verdad, si tú no lo harías en su lugar...- el silencio se adueñó de la estancia- vamos a otra casa.

Scroodge comenzó a sentirse realmente mal.
De repente se encontraban delante de una mujer extranjera. Estaba sentada, con la mano apoyada intentando mitigar un dolor en el costado, casi postrada en un banco en la calle, apenas iluminada por una farola cuya luz se abre paso entre la incipiente niebla. La escena era extraña porque se trataba de una mujer joven.
- La que no habían atendido en el hospital... ¿ahora me vas a decir que tengo la culpa de los recortes?
No, por supuesto. Pero sí de no haberla escuchado. Acaba de salir de tu despacho. ¿Sabes que tenía que haberse operado de la cadera hace 2 años, pero entonces renunció a hacerlo porque estaba embarazada?. Ahora, ya no puede. No tiene la tarjeta... así que, si va al hospital, le girarán una factura imposible de pagar. Por eso se tiene que sentar varas veces para poder llegar a casa. Y apenas puede cargar con el niño. Tendrá que esperar o no sé...
Con la garganta hecha un nudo, Scroodge al final contestó: - yo no puedo hacer nada -.
- Escuchar es lo mínimo. Para eso no hace falta estudiar mucho - Dejémosla en el banco. Quizá alguien la escuche.
 Y ahora mira allá, a lo lejos.
Manuel, el hombre sin hogar que llegó sin cita, hablaba con otros vecinos. Uno de ellos le interrogaba - Pero ¿ y tú por qué vienes, si sabes que esa tía no hace nada por la gente?
- Pues porque cobro la remi y quería pedirle que no me la quitase en mi ingreso en el centro de desintoxicación, porque al salir  la necesitaré, y además allí no me dan ni para el tabaco...
- Lo mejor es no decirle nada. Es capaz de chivarse. Total, no creo que note tu ausencia...
- ¡Igual hasta lo agradece! - añade socarronamente el vecino que hasta el momento escuchaba- 
Manuel finalizó con tristeza:
- Ni felicitarme las fiestas pudo: estaba tan enfadada por haberme presentado sin cita...
El fantasma miró ahora a Scroodge buscando una explicación:
- No es que no haga nada, es que no tengo lo que me piden. Y la norma es la norma... 
- Manuel no venía para que le dieses nada material. Quizá venía porque era de aquellos con los que formaste un grupo hace unos cuantos años y aún confiaba en ti. Era para decirte que mañana ingresaba en un centro de desintoxicación, y quería despedirse por un tiempo, y hablar de su RMI. Quizá un poco de ánimo no hubiese venido mal. Y la norma, al menos, puede esperar unos días o estudiarse...
- ¿Y no puede pedir cita? ¡ siempre viene tarde !
- Tres veces ha venido tarde... igual era por lago, ¿no?... y el caso es que ninguna le atendiste... no puede venir antes porque tiene que estar en la cola del comedor de las monjas... como ves... no eres la única que está liada... mañana, 24 de diciembre, ingresará, pero sin un poco de ánimo por tu parte.
- Mira, comotellames, lo que no se puede es trabajar así, con tanto papeleo, con tantas familias... y sin nada que dar...
- Sí, tienes razón en decir que no se puede trabajar así. Eso no es trabajar: es maltratar. Ya ves lo que piensan de ti la gente a la que atiendes... y no tiene nada que ver con no poder dar nada, te lo aseguro. 

Scroodge ya no sabía dónde meterse. Conocer lo que la gente dice de ella estaba siendo muy duro. Parecía que, sin ella, quizá, la gente sería más feliz.

De repente, sin despedidas, volvió a encontrarse sola, junto a su cama. Sola. Fría. Triste. Decepcionada consigo misma. No se reconocía. Pensaba que la gente tenía otra idea de ella. La niebla, fuera, espesó.


El pasado quizá ya no. Pero el presente es nuestro.  Y el lunes que viene, Scroodge recibirá otra visita, seguro.

Felices Fiestas.  Feliz Navidad (porque el solsticio de invierno ya fue el sábado).
Un abrazo. Volveré la semana que viene.
Nacho


Recomendación musical de la entrada: una que está pegando fuerte estas navidades... y es que es de las que da buen rollo: Efecto pasillo y Leire.



 

AVISO: OFERTAS DE EMPLEO Y CURSOS RECIBIDOS ENTRE EL 17 Y EL 23 DE DICIEMBRE >>AQUI

AVISO 2: Recogida de firmas: exige la modificación de la Constitución para que incluya el derecho fundamental de la ciudadanía a la cobertura del Sistema Público de Servicios Sociales, cuarto pilar del Estado de Bienestar >>AQUI.

martes, 17 de diciembre de 2013

CUENTO de NAVIDAD versión SERV. SOCIALES 2/4

AVISO: AL FINAL DE LA ENTRADA OFERTAS DE EMPLEO Y CURSOS (tras la canción)

SI QUIERES LEER LA PRIMERA PARTE DEL CUENTO PINCHA >> AQUÍ

La noche fría hizo que Scrooche se refugiase bajo la manta. Pero, nuevamente, sintió que alguien la observándola. Esperaba que la aparición de Jane Adams fuese un sueño, tal vez, aunque sentía que algo le había tocado.

- Hola. Ya estoy aquí. Ven conmigo. Un hombre corpulento la espera junto a la puerta. Le tendía la mano, como queriendo que le acompañase a algún lado. No parecía peligroso a pesar de su tamaño, así, que, pensó que, puestos a creerse que había estado con Jane Adams, poco podía perder ahora. Tan pronto como le cogió de la mano, se transportó a otro lugar. 

La escena que tenía ante sus ojos le sonaba. El día de su graduación, en la universidad. Sus padres estaban a su lado: no querían perderse la graduación de la niña, que también representaba el inicio de una generación de universitarios en la familia. Hablaba la representante del Colegio profesional: realizaba una especie de rito en el que todos los asistentes juraban solemnemente cumplir el Código Deontológico. Tal vez otros lo hicieron sin pensarlo. Ella no: sintió que juraba algo que la comprometería para siempre. 

A continuación, cada participante subía al estrado, al escuchar su nombre.
- ¿Te suena esa chica que sube ahora al estrado? Scroodge se reconocía, pelo largo, rizado... la beca naranja... recogiendo un ejemplar del dichoso Código de manos de la Decana- ¿te das cuenta? Acababas la carrera, con todos los debates e incluso encierros en los que participaste-
- Era una yogurina. Menuda pardilla.
- Sí, pero con ilusión. ¿de veras no lo echas de menos?
- El qué, ¿perder el tiempo en reuniones y asambleas?
- No, me refería a tener ilusiones...  - y tras unos segundos de silencio ante la escena, prosiguió- Sígueme ahora.

Se transportaron hasta un local austero. Austero pero lleno de vida. Un local en la planta baja de un edificio de los del ministerio. Dentro, paredes y corchos repletos de fotos, mensajes, colores. La joven, ya graduada, se afanaba en dinamizar un grupo de padres y madres. Hablaban de los conflictos con sus hijos. Debía ser la última reunión del año, porque, llegado el momento, la joven abandonó la sala y volvió con botellas, polvorones y demás: se trataba de compartir un rato de celebración, tras todo un año de trabajo común.

- ¿Te acuerdas de ese grupo de padres que llevaste durante dos años? - preguntó el espectro.
- Claro que me acuerdo. Fue una época genial. También llevé grupos en Servicios Sociales, al principio... -y fue bajando el volumen al darse cuenta de la media sonrisa del espectro-

En la escena, los participantes gritaban y brindaban:
-¡Felices fiestas!- dijo la joven- ¡Por vuestros niños y niñas!
Al pronto un padre decidió responder al brindis - ¡por Scroodge, una estupendísima trabajadora social, que nos acompaña todos los jueves!

Scroodge, junto al espectro, rememoraba. Mientras, se empezaba a emocionar.
- Con menos, hacías más. ¿ no lo ves?. ¿Recuerdas lo bien que te sentías después de cada sesión grupal? ¿no lo echas de menos?
- Si, pero ahora tengo mucho papeleo. Además, no veo el momento...  tú no sabes la demanda que tengo ahora...
- ¿más que cuando llegaste, en que érais sólo dos compañeras?... Quizá te has hecho demasiado amiga del papeleo - Contestó el fantasma- Y el momento... así no lo encontrarás nunca: nunca es buen momento para lanzarse... Sígueme ahora.

De pronto, como si pasase una cinta a cámara rápida, estaba ahora en un local... eran los tiempos del cambio. En la reunión participaba Patro, una mujer comprometida en la profesión. Todo el mundo atento, hablaba del Sistema de Bienestar Social... Soñaban por construir algo común, también unos Servicios Sociales para todos... Aquella mujer con tanta fuerza decía que había que presionar desde dentro para que el desarrollo del Sistema no se quedase únicamente en las pensiones, y saliese una ley general de Servicios Sociales..., nosequé de un plan concertado...

Scroodge, llegado este punto, sonreía de medio lado, con desconfianza:
- Bueno, ahora me vendrás con las batallitas.
- Aún no habías nacido. Pero quería que contemplases cómo se fraguó aquello a lo que te dedicas. Tampoco eran tiempos fáciles. Pero ahí estaban muchos profesionales, moviéndose.
- Pues mira de lo que valió, con la que está cayendo ahora...
- Imagina cómo sería el panorama si no hubiesen estado ahí, luchando... ¿no echas de menos tener ilusión?
- Buah. Ahora todos son iguales.
- ¿Y tú, eres diferente? ¿o eres otra desencantada a la que le basta con quejarse y hacer sólo lo que está en los papeles
Scroodge esta vez bajó la cabeza. Esto empezaba a convertirse en su peor pesadilla.

Abandonaron la reunión y viajaron a otro lugar. Cibeles. El palacio de Telecomunicaciones. La misma joven atravesaba la puerta a las 23.50 con una cartera repleta de papeles... La única oficina que permitía presentar una solicitud de subvención por la tarde (justo, hasta las 00.00). Allí estaba ella: una joven Scroodge, presentando papeles, pero éstos, para permitir al grupo de padres poder seguir pagando el local un año más. Tras entregarlo, salía orgullosa, como si de una batalla ganada se tratase, y se sentó en el escalón de la entrada para disfrutar del momento. Por los pelos. De frente, la Cibeles... su ateísmo no le impidió mirar a la diosa suplicando por el éxito de su solicitud...

- ¿Lo conseguiste?
- ¡Pues claro!
- Y ahora, ¿lo harías?
- ¿No querrás que me quede hasta las 12 en el centro, no?
- No. Claro. Me refería a darte más allá de lo pactado.
- Si, encima que me han regalado media hora más, y me han bajado el sueldo... si quieres me pongo una argolla. Anda, ya basta por hoy, ya lo he pillado. Te gusta hacerme sufrir, ¿verdad?

- Vamos a hacer el último viaje. Sígueme- le tendió la mano y Scroodge, resignada pero esperando que algo peor se encontraría, se la tomó.

Otra escena. Ahora ya en el Centro de Servicios Sociales donde trabajaba actualmente...

Una madre con sus dos hijos lloraba en la puerta del despacho. Consciente de que continuar con ellos era totalmente imposible, y sin apoyo alguno, había optado por dejarles temporalmente en un centro. Tras meses de un esfuerzo intenso, sabía que debía ingresar en un centro para curarse, les repetía a sus hijos de 5 y 7 años, que eran conscientes que la cosa estaba muy mal.

El espectro tomó nuevamente la palabra: - Podías haber llamado a la policía y seguir el protocolo para que les llevase al centro de acogida, pero decidiste acompañarles: creías que era lo que había que hacer: bastante duro era ya aquello.
- Sí, hemos hecho muchas locuras de esas... al principio... menudo viajecito... ella no paraba de llorar. Menos mal que detrás también estaba mi compañera de despacho para echar un capote.
- El más triste que una madre puede hacer. Sin duda. Y tú estuviste a su lado.
En segundos se vio conduciendo un coche, intentando consolar a la madre y distraer a los niños de manera simultánea, sin que las lágrimas de sus propios ojos le impidiesen seguir conduciendo.
- Sí. Por entonces era capaz de saltarte algún que otro protocolo. No te importaba demasiado el derecho administrativo si el bien era mayor. ¿No lo echas de menos?
- Qué quieres, ¿que me salte las normas?
- No hablaba de eso. Me refería a arriesgarte. De vez en cuando, no pasa nada. También te emocionabas ¿recuerdas?
- Es que una va haciendo callo. He madurado.
- Sí... demasiados callos. La madurez debe servir para enriquecer la ilusión con la experiencia, con criterios, no para ahogarla, ¿no crees?... 

Los ojos de Scroodge ya estaban inundados en lágrimas.
- Por favor: Déjame irme a casa.

Al instante se encontraba nuevamente en su cama. Sola, pero en su cama. Fría. Triste. Sin encontrar aún una explicación a lo que le estaba pasando... - ¡joder! - se dijo- ¡si lo sé me hago ingeniera, como quería mi padre !- pero ahora no dudaba de lo que le aguardaba...aún faltaban otros dos espectros...

Esta vez le costó mucho más dormirse. La cabeza le daba vueltas.


Un abrazo. Ánimo
Nacho

Recomendación musical de la entrada. Empieza así: "pierdo el tiempo pensando en lo esencial que a veces dejo pasar. ¡cuántos instantes he ignorado ya , capaces de haberme cambiado!" Es de Héroes del Silencio:  Oración.



AVISO: OFERTAS DE EMPLEO Y CURSOS >> AQUÍ

martes, 10 de diciembre de 2013

CUENTO DE NAVIDAD versión SERVICIOS SOCIALES 1/4

AVISO: OFERTAS DE EMPLEO Y CURSOS AL FINAL DEL POST (tras la canción)

Introducción a esta entrada, en la anterior >VER

Es diciembre. Scroodge finaliza su jornada en el Centro de Servicios Sociales como trabajadora social mientras piensa en voz alta. Hace frío y la niebla rodea el centro.

-¡Joder! ¡Menuda tarde!: dos que me han llorado, uno que me intenta engañar... pero ya me lo esperaba... otra que, encima viene a quejarse porque no la atienden en el hospital ¡que lo haga por registro!, una abuela diciéndome que "nos estamos ensañando con mayores y dependientes" ¿tengo la culpa?... y finalizar con otra que no me presenta bien los papeles...  hay que fastidiarse... y encima, creo que hay alguien en el pasillo (se oye una tos seca)... ¡y sin cita!... si es que no se enteran... ¡pero si no hay nada que dar!. Mira: paso.

- ¡Ups! llevo un rato sin mirar el correo...uhmmm... no me lo creo... (correo 1) ¡pero bueno! ¡que evalúe mi año! ¿este lo flipa o qué?... (correo 2) ¿que cuántas visitas he hecho? ¡toma ya! ¿y tú, cuántas, lista?... (correo 3) ¿que si leí la nueva normativa? ¿y para cuándo me van a dar el curso que pedí? mucho pedir y poco dar... (correo 4) Lo último... ¿que planifique qué? ¡Vamos anda! (correo 5) ¿grupos? ¡en grupo tenía que juntarles para decirles que no hay nada que rascar!. (correo 6) ¡Reunión de colegas! nosequédeunborrador para enviar propuestas... ¿a dondeeee? mira, éste directamente lo borro, no lo he recibido y punto. Además, nunca nos van a hacernos caso. Y menos, arriba: todos son iguales. A saber qué tajada quiere sacar la colega que promueve la reunioncita fuera de hora; otra trepa: sindicato, el colegio, los partidos... aquí cada uno, a lo suyo, y yo al final no saco nada de ningún lado: eso seguro. No entienden que si hago todo eso ¿y quién hará lo mío? con sobrevivir ya tengo bastante. Eso me pasa por abrir el correo. Mañana, no lo abro, decidido. 

- Y tener que soportar esto todos los días... para lo que me pagan... reunión de colegas... por eso sí que no paso. Mira, me queda un rato, pero me voy a casa, que la patria no la voy a arreglar yo solita (dice mientras observa la pila de papeles... que aún pueden esperar un tiempo: aún no se ha cumplido el plazo)... "yo estudié para ser trabajadora social, no administrativa; lo mío es la intervención" ser repite una y ptra vez.   

Scroodge amontona los últimos papelitos para notas / entregar a usuarios, curiosamente, hechos de recortes rectangulares de un cartel de la marea naranja, en bonitos tacos, normalmente usados para derivar a la bolsa de alimentos del barrio. Recoge su mesa y amontona los expedientes en la torre, esperando que les llegue su cita.

Sale del despacho y cierra su puerta, flanqueada por un cartel de la prestación que hace años dejó de existir ni se sabe cuándo y al otro lado, una cartulina con fotos e ideas del grupo con el que trabajó en aquellos maravillosos años. Frente a ella, Manuel, una persona sin hogar, parece que quiere comentarle algo importante.
- Lo siento, has llegado otra vez tarde, no es horario de atención, ven otro día.
- Pero, mañana es Nochebuena, y luego me han dicho que tienes vacaciones, y tienes más de un mes de espera...
- Lo siento. Ven mañana por la mañana o llama y pide cita para enero, yo ahora me tengo que ir- dice mientras agarra el bolso con fuerza y se aleja de Manuel.

Manuel se resigna mientras la ve marchar -¡Felices fiestas!-

Ella le mira con el rabillo del ojo, pero con más enfado que mal de conciencia. Piensa que hay que educar a la gente, y además, no tiene la culpa de tener lista de espera.  El caso es que hoy tampoco será atendido:  no puede venir antes porque en ese caso perdería  su sitio en la cola del comedor social al que acude. Nadie le preguntó...

Abre la puerta de su casa. "Felices Fiestas... menuda fiesta... otro día de escuchar miserias... y encima, cada vez tenemos menos recursos". 

Hoy también cena sola. Ya en la cama, enciende la tele... otro programa de miserias, uno de esos en los que un canal hace caja con las miserias de los demás.

-Mañana será otro día. Se dice mientras se queda dormida.

Las doce. Suena en el salón el reloj de pared heredado. Nunca llega a oírlo, pero esta vez sí, no sabe por qué, pero tiene la sensación de que es observada por alguien. Abre un ojo y ve una la figura de una mujer mayor. ¡Está en su habitación! ¡del susto casi se muere! aterrada por la aparición, grita
- ¡Fuera! ¡¿qué haces aquí ?! ¿Cómo has entrado?
- No te asustes, quizá no te acuerdas de quién soy, esto es como un sueño, pero sin serlo.

Scroodge tarda en dejar de gritar...pero al final recupera el tono...
- ¿Y qué quieres? La verdad es que me suena tu cara- No acababa de creerse que no fuese un sueño, porque la veía en blanco y negro. Le viene a la cabeza la imagen de las pioneras de la profesión, como si el tenebroso personaje saliese de uno de los libros de la universidad.

- Sí, estás en lo cierto. Me estudiaste en la universidad: aún recuerdo tus halagos en el trabajo final ¿no te acuerdas de la Hull House?. Soy Jane Adams.

Scroodge se mueve entre la risa y el terror. No obstante,le impresiona al ver que el espectro le ha leído el pensamiento. No sabe si es un sueño, pero pronto abandona el terror porque ve que es una anciana que, con poco, puede dominar. Duda también de si habrá alguna cámara detrás de la cortina.

-¡Venga, va!- Scroodge habla como si realmente estuviese en un reality y alguien fuese a salir de repente a reírse de ella. - ¡Ahora me dirás que vienes a salvar mi triste existencia!- dice con sorna.

Jane prosiguió -Pues algo así. He decidido volver a ver qué es de aquello del Trabajo Social y recordé tu trabajo en la universidad. Esta vez sí que me van a dar el Nobel a mí sola, porque lo tuyo es para nota... hace tiempo tenías ilusión, escuchabas a cada persona: creías que trabajar con ellos y para ellos era fundamental. Participabas en asambleas y en política... ¿no recuerdas? Y lo importante: no estabas a la defensiva. Aceptabas retos. ¿Te das cuenta del cambio? Si sigues en esta dinámica vas a acabar muy, pero que muy mal, y peor la gente que confía en ti y que estás atendiendo.
Jane Adams

- ¿Sí? ¿Cómo lo sabes?
- Por ejemplo: esta tarde te vinieron a ver varias personas... gente que sufría y  notaron que no escuchabas, tu mente estaba en otro sitio, incluso navegabas mientras... una anciana con fuerzas para luchar por el barrio, ah! y una mujer extranjera, sí, una que tenía pendiente una operación pero ahora no tiene tarjeta y no la atienden... sí, y otra persona que intentó engañarte: no confiaba en que comprendieras que tiene que buscarse la vida para alimentar a sus hijos... ¿quieres que siga? 
- No, déjalo (traga saliva)-. Scroodge empezó a pensar que llevaba una larga temporada de las malas, desmotivada, ¡pero la culpa la tenía su institución, no ella!... llevaba muuuucho tiempo así, pensando que era cosa de otros... ya ni se acordaba de lo de antes...

Jane prosiguió: - esta noche estoy aquí para advertirte que aún te queda una oportunidad para escapar a un triste destino. Tres espíritus te visitarán. Te aconsejo atender y reflexionar. Si no por tí, por tu gente. Ahora es momento de dejarte.

Su voz se apagaba. Las ventanas de repente se abrieron y la figura se desvaneció en la oscuridad. El silencio invadió la habitación. El reloj, que se había parado, retomó su marcha. Scroodge se quedó perpleja. Ojiplática. Tras cerrar la ventana y comprobar nuevamente que no se trataba de un reality o una broma pesada, volvió a la cama. Le costó coger el sueño. Pero al final, se durmió.


Hasta la semana que viene: "el fantasma del pasado"...

Nacho
Recomendación musical del post: Maná: Ángel de Amor. Comienza con "Quien te cortó las alas mi ángel, quien te arrancó los sueños hoy..." Os la dejo.



 AVISO: OFERTAS DE EMPLEO Y CURSOS (Thanks, Jaqueline) >VER

domingo, 8 de diciembre de 2013

CUENTO DE NAVIDAD versión SERVICIOS SOCIALES

Buenas.
 
Ya sí que sí. A pesar de que en el super tenían los polvorones desde octubre, ya sí que parece que se acerca la Navidad. Al menos en mi casa ya se nota claramente -los niños es lo que tienen-  y miniyo tampoco ha querido perdérselo, así que comienzan las tradiciones navideñas, incluso en el centro, donde ya se planifican las celebraciones, amigos invisibles, y demás.
 
El caso: que ya sea por la Navidad, el nuevo año 2014, o por el solsticio de invierno, lo importante es (aparte de disfrutar, encontrarnos, etc.) no desaprovechar la ocasión para mirar un poquito hacia uno/a mismo/a: quizá algo puede cambiarse, o revisar en la atmósfera profesional/laboral. Por ello, me apetecía hacer algo temático.
 
Miniyo también en el  Belén de casa
El año pasado ya os machaqué con mi mensaje navideño a lo Juancarlino (salvando unas cuantas diferencias, jeje), así que este año me adelantaré a la emisión del Cuento de Navidad (1843), de Dickens. Eso sí, adaptada a los Servicios Sociales. 
 
Una historia que todos recordaréis, y que viene a decir que nunca es tarde para revisarse... antes de que sea tarde. Además, siempre he defendido que fin de año/principio es un muy buen momento para evaluar y planificar (en algunos sitios nos exigen hacer una planificación profesional, lo que debería conllevar evaluar la del 2013, claro...)
 
Fijo que alguien me llamará ñoño... querido/a, abandona al Sr Scroodge que llevas dentro... plantearse las cosas que uno ha olvidado, refrescar las ideas que un día tuviste, evitar las caídas que podrás tener... eso no tiene nada de ñoño, pero, vamos, cada quien...
 
Al caso, que esta entrada es para avisaros que el martes (suelo publicar los martes) saldrá la primera de las cuatro entradas, porque son 3 fantasmas los que se le aparecieron al susodicho Señor Scroodge, que en este caso, no será un contable, sino una trabajadora social de un centro como el mío, jeje.
 
Especialmente dedicado a colegas, pero, aviso, es un cuento... y como os imaginaréis, la señora Scroodge no es una trabajadora social ideal (aunque pudo haberlo sido)... así que nada de picarse, ¿eh? ¡que os temo!.
 
Ánimo. Hasta entonces
 
Nacho
 
NOTA: En la próxima, con música y ofertas de empleo y cursos, claro!

martes, 3 de diciembre de 2013

PRUEBA el "3 en 1" en la LISTA DE ESPERA

AVISO: OFERTAS DE EMPLEO Y CURSOS, al final de la entrada (después de la canción)

Buenas: esta entrada es para colegas y usuarios exigentes.

Desde que escribí aquella polémica entrada sobre las listas de espera llamada "Listas de espera, ¿son inevitables?" y la que después planteaba propuestas >>VER, algunas/os colegas me escribieron preguntando e incluso generó debate en la red, como podéis >VER , así que hoy voy a hablar sobre aquello del "3 en 1" del que hablé como medida fácil de reducción las mismas (este es un problema grave en las ciudades según tengo entendido). 

Bien, usaré un ejemplo, aunque hubiera sido mejor enlazaros a un workflow (no me ha dado tiempo):  imaginemos que una persona necesita ayuda a domicilio. Hay varias opciones: 

PROCESO "CLÁSICO":

1.- El/la usuario/a o su familiar llamará al centro, y se le dará cita con su trabajador/a social  (en el caso de Madrid, supongamos que está ya en "zona". Para los/las "de fuera": tenemos dos circuitos diferentes, para los que están en intervención que llamamos "en zona" y los que no, que están "en primera atención" -personas sin historia social o cerrada, vamos-), 
2.- En esta cita, se realizará la demanda, y el profesional hará una pre-valoración, y le explicarán la diferentes prestaciones, etc. documentación, y el proceso a recorrer.
3.- Segunda cita: dado que es necesaria documentación, como un informe médico (para lo que tendrá que pedir cita en el centro de salud), entonces volverá a una segunda cita a entregar la documentación, donde se continuará explicando todo
4.- Habrá que realizar un tercer encuentro para la visita a domicilio, donde se pasarán los baremos entre otras cosas, en definitiva: para la valoración completa

El proceso realizado de la forma anteriormente descrita, exige 3 citas, o lo que en Madrid viene a ser el 50% de las citas planificadas de una jornada, especialmente para algo tan nimio como una ayuda a domicilio (para los casos especiales, lo que haga falta, claro, pero me he puesto en un caso "sencillo"). Una pérdida de tiempo, a mi modo de entender, para usuario/a y profesional, y que duplicará, en el mejor de los casos, el proceso de tramitación en comparación con la propuesta que hago a continuación.

PLAN B. MI PROPUESTA "Prueba el 3 EN 1 en tu lista de espera":

1.- El usuario se comunica por correo electrónico (en este caso, seguramente el familiar), haciendo la demanda concreta,
2.- Se le contesta con una información amplia sobre los diferentes recursos, los formularios y documentos que deberá aportar (o se le indica que puede recogerlos en recepción, sin cita, dejándole un sobre a su nombre) y se le indica que cuando lo tenga todo, nos avise para concertar la visita domiciliaria.  Un correo así, de plantilla, te llevará un tiempo, pero sólo la primera vez.
3.- Finalmente, el día de la visita, se recoge todo y se realiza la valoración completa. (y si llevas una tablet, lee >> esta entrada, porque te puede ayudar a dejar casitodo rematado). Esta visita es de las que se hacen "en profundidad".

Con mi propuesta, suponiendo que dedique 5 minutos a cada correo (si los guardas como plantilla, 1 en adaptarlo), y la visita, claro. Se reduce a media hora lo que antes te llevaría 1,5. y más aún para el usuario/a, ya que en el modelo clásico, tiene que desplazarse (ida y vuelta) en dos ocasiones más. Claro, imprescindible usar el email para atender.

Célebre lubricante que da nombre al post

Sé que hay verdaderos/as amantes del derecho a que el ciudadano/a tenga en su poder la solicitud registrada ( a pesar de que la administración ya se ha encargado de que este derecho quede en nada gracias al silencio administrativo >>VER): propongo que se informe al usuario/a de dos opciones: a) que lo lleve a registrar, o b) que el centro se encargue de registrarlo y que posteriormente una persona (un ordenanza) del centro le avisará para que recoja la solicitud registrada, pudiendo recogerla en el propio centro, archivándose en su expediente si no aparece. En los lugares alejados del registro esta idea es más que recomendable.  Yo, hasta la fecha (tras 10 años casi), no he visto a ningún usuario/a que se encargue teniendo la segunda opción; tampoco he visto ningún error, pérdida, o reclamación por ofrecer esta opción, aunque pueda existir la probabilidad. 

Alguien pensará que con estas tretas reduzco la relación personal entre profesional y usuario. Indudablemente se eliminan número de encuentros, pero aumenta la eficiencia: habría que preguntar al usuario/a lo que prefiere. Por otro lado, es una forma de poner el acento en la visita, que es donde realmente se establece esa relación de acompañamiento. 

Como siempre, no pretendo decirle a nadie lo que tiene que hacer. Son propuestas que a mí me funcionan: puede que otra persona no lo considere oportuna, pero en todo caso, reflexionar sobre la eficiencia de las citas y revisar los procesos, es más que positivo (al margen del factor ansiógeno del que a veces se me acusa). Ésta, junto con otras técnicas como la formación de grupos de seguimiento de RMI, la atención por e-mail, o la aplicación del método de mejora de la productividad GTD, pueden ayudar a reducir la lista de espera.

En mi caso, actualmente no tengo más de una semana de lista de espera (sólo atendemos 3 días a la semana), lo que creo es un éxito , y  conozco lugares donde llega a los 2 meses, no teniendo más carga asistencial que yo. Entonces ¿es posible modificar algo? yo creo que sí.  Por supuesto: es necesario que el centro/institución asuman las propuestas que ya en su día hice en referencia a los filtros, grupos, tareas administrativas, etc. >AQUI , no pretendo cargar únicamente en las espaldas de los profesionales la más que excesiva ratio en la que trabajamos. Eso sí, nada nos exime de hacer todo lo posible por reducirlas.

Os animo a ello. Ánimo
 
Nacho

Recomendación musical de la entrada. Otra con unos añitos, pero muy buena. Creedence Clearwater Revival, con su "Fortunate son" (en plena Guerra de Vietnam), que hace una llamada a la paz, y a que, al final, los conflictos, quienes los pagan, suelen ser los que menos culpa tienen: lo mismo que ahora, en la situación de crisis que vivimos. Os la enlazo subtitulada, para pillar mejor el mensaje.


 OFERTAS DE EMPLEO Y CURSOS RECIBIDOS 
ENTRE EL 29 DE NOV Y EL 3 DE DICIEMBRE>AQUI